Gastrolab – Productos alimentarios de CMED
La digestión es un proceso largo que tiene como objetivo final obtener todos los nutrientes presentes en los alimentos que ingerimos y que el cuerpo necesita para un óptimo estado de salud.
La digestión comienza en la boca gracias a la masticación y la acción de la saliva (contine enzimas como la alfa-amilasa y la ptialina).
Se forma un bolo alimenticio que permite que los alimentos pasen al esófago y se empiece la deglución de los hidratos de carbono.
El esófago (que mide aproximadamente 25-30 cm) es el encargado de hacer llegar el bolo alimenticio al estómago e impedir que los ácidos presentes en el estómago penetren de nuevo en él gracias al cardias.
En el estómago, los alimentos se mezclan con los jugos gástricos producidos por las glándulas digestivas y que contienen las enzimas necesarias para seguir con el proceso de digestión de la comida ingerida. La amilasa sigue con la descomposición (iniciada en la boca) de los hidratos de carbono y los almidones; la proteasa descompone las proteínas y la lipasa actúa sobre las grasas y los aceites.
El intestino delgado (mide aproximadamente 6 metros) recibe, a través píloro, el contenido del estómago y gracias al jugo intestinal que produce, junto con las enzimas pancreáticas y la bilis, acaba la descomposición química de las proteínas, carbohidratos y grasas, además de absorber agua y los nutrientes esenciales para un adecuado funcionamiento del organismo.
El contenido gastrointestinal sobrante pasa al intestino grueso o colon (mide unos 1,5 metros), donde se acaba de absorber el agua y las bacterias que lo colonizan (microbiota intestinal) acaban de descomponer los nutrientes esenciales y asimilarlos. Tras este último proceso, la materia sobrante se convierte en heces y se desechan con las deposiciones.
Todo este proceso digestivo tiene una duración de entre 24 y 36 horas.
La dispepsia es la molestia, disconfort e, incluso, dolor que aparece en la parte alta del abdomen que aparece tras las comidas. Otros síntomas que también pueden presentarse son hinchazón abdominal, acidez, náuseas o vómitos, y sensación de plenitud durante la comida.
La dispepsia funcional no se debe al mal funcionamiento de los órganos que componen el aparato digestivo, sino que se puede atribuir a una alteración del sistema nervioso de los mismos.
Es una causa de consulta muy frecuente, ya que hasta el 25% de la población lo padece en algún momento de su vida y en algunos pacientes de manera recurrente.
La flatulencia es la presencia excesiva y anormal de gases en el aparato digestivo que presenta como principales síntomas la distensión y el dolor abdominal, así como un elevado número de ventosidades y eructos.
Las causas son múltiples y van desde intolerancias alimentarias, alteraciones en la microbiota intestinal, síndrome del intestino irritable, estrés y/o ansiedad, deglución excesiva de aire (durante las comidas, masticando chicle, hábito tabáquico, etc.) además del consumo de alimentos que producen una gran fermentación en el intestino (crucíferas, legumbres, hidratos de carbono integrales, café, té y bebidas carbonatadas).
La distensión o hinchazón abdominal se estima que afecta a entorno al 20-25% de la población y es una de las principales causas de consulta de aparato digestivo. Este problema, ocasionalmente, puede ir acompañador de dolor en el abdomen.
Existen múltiples causas detrás de la distensión, como son el meteorismo (flatulencias), mala absorción de alimentos, sobrecrecimiento bacteriano, vaciamiento intestinal lento, presencia de heces en el intestino, sedentarismo y obesidad, entre otras.
Los cambios en el estilo de vida en el que existen un elevado consumo de alimentos ultraprocesados, dietas no adecuadas, la escasa práctica deportiva y el estrés, pueden contribuir a la distensión.
El dolor abdominal es aquel que se produce desde el pecho hasta la pelvis. Puede ir desde leve a intenso; continuo o intermitente, así como puntual (agudo) o extendido en el tiempo.
Existen muchas patologías digestivas que pueden estar detrás del dolor abdominal, que pueden ser leves o graves. En un gran número de ocasiones puede estar causado por patologías no graves pero que empeoran la calidad de vida de los pacientes como la presencia de gases, dispepsia, diarrea, gastritis, gastroenteritis, reflujo gastroesofágico o síndrome de intestino irritable. Sin embargo, es síntoma también de enfermedades más graves que requieren una intervención médica como puede ser apendicitis, diverticulitis, colecistitis e, incluso, ser un síntoma de un cáncer gastrointestinal.
En caso de que el dolor abdominal sea muy intenso, esté acompañado de fiebre, vómitos o sangre en las heces, se debe acudir de manera inmediata a un especialista.
Se considera que una persona tiene diarrea cuando hay un aumento de la frecuencia o cambio en el volumen de las deposiciones (son menos consistentes e, incluso, líquidas). Normalmente, es un proceso autolimitado que se resuelve de manera espontánea a los 2-3 días. Es lo que se denomina diarrea aguda y que tiene su origen infecciones víricas o bacterianas o intoxicaciones.
Cuando la diarrea se extiende en el tiempo, suele ser el síntoma de una patología subyacente como puede ser la enfermedad celíaca, la enfermedad inflamatoria intestinal, el síndrome de intestino irritable o las intolerancias alimentarias, entre otras. Identificada la etiología, hay que aliviar este síntoma ya que afecta directamente a la calidad de vida de los pacientes.
El estreñimiento es una patología digestiva muy común, afectando al 30% de la población, especialmente a las mujeres. Afecta más pacientes con edad superior a los 65 años, a aquellos que llevan una vida sedentaria, durante el embarazo y a pacientes diagnosticados de síndrome de intestino irritable y con dispepsia funcional.
Se considera que una persona tiene estreñimiento cuando hace menos de 3 deposiciones a la semana, así como cuando existe dificultad para evacuar, se tienen heces duras y secas, lo que provocar que defecar se convierta en un acto doloroso, y se tiene la sensación de evacuación incompleta (tenesmo).
Cuando la situación supera las tres semanas, se debe acudir al especialista en aparato digestivo para identificar la causa que produce el estreñimiento y, de esta manera tomar las medidas y/o tratamientos pertinentes.
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